domingo, 8 de marzo de 2015

MENSAJE DEL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS 1916


MENSAJE QUE EL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS
PRESIDENTE PROVISIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA
PRESENTA AL CONGRESO NACIONAL DE 1916.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

Al presentarme en este recinto augusto os dirijo mis salutaciones patrióticas, congratulándome con vosotros y con el pueblo venezolano por vuestra reunión en Congreso.

El 3 de mayo del año próximo pasado nombrasteis Presidente Constitucional de Venezuela, para el período de 1915 a 1922, al Benemérito General Juan Vicente Gómez, el ciudadano austero que ha hecho del deber la norma de su conducta, el servidor eminente de la Patria por cuyo bienestar y progreso ha laborado sin descanso, el defensor del honor y de los intereses de Venezuela, el hombre, en suma, que mejor ha interpretado, después del creador de nuestra nacionalidad, los anhelos, necesidades y conveniencias de nuestro pueblo.

Mas el General Gómez, celoso como ninguno de la majestad de las instituciones y del adelantamiento de la Patria en todos los órdenes de su existencia -bienes éstos cuya base firme es la paz- decidió permanecer al frente del Ejército en el desempeño del cargo de Comandante en Jefe del mismo; no obstante el anhelo vivo e íntimo del pueblo venezolano porque él asuma la Primera Magistratura, aspiración ésta muy legítima, pues, el General Gómez, en ejercicio del Poder Supremo, colma todas las esperanzas de sus conciudadanos. En tal virtud, he seguido yo desempeñando el alto empleo en referencia, cumpliendo con el precepto del artículo 137 del Pacto Fundamental que nos rige, el cual, como lo sabéis perfectamente, dispone que el Presidente Provisional de la República y demás empleados aquí enumerados, ejercerán sus funciones hasta que tomen posesión de sus puestos los nuevos magistrados constitucionales. Es así como me encuentro aún en el cargo para el que me eligió hace dos años el Congreso de Plenipotenciarios.

Desde la fecha en que os presenté mi Mensaje en vuestras pasadas sesiones, la Administración Pública ha marchado con toda regularidad, ceñida al cumplimiento de la Ley, pues, siempre me he esforzado y se han esforzado mis colaboradores, en que ella sea efectiva. Especial empeño ha tomado el Gobierno en la realización de cuanta obra redunde en provecho de la Patria, señaladamente en el importante ramo de las vías de comunicación y en esto no se ha hecho otra cosa que interpretar el pensamiento civilizador del General Gómez y continuar la ingente labor de dotar al país de carreteras modernas que él ha comenzado y llevará a feliz término como uno de los medios más eficaces para dejar plenamente rehabilitada a Venezuela.

Las relaciones internacionales se han mantenido cordial y dignamente como cumple a la índole caballerosa de nuestro pueblo y a su tradicional cortesía. El decoro nacional, nuestro anhelo de vivir en par honrosa y mantener franca amistad con los demás pueblos de la Tierra, en el seno de la gran comunidad humana, han informado en este particular todos los actos de la Cancillería venezolana. Nos hemos conservado neutrales ante la lucha gigantesca que conmueve al Viejo Mundo, sin que nadie, ni aun por leves sospechas, pueda tachamos de parciales por ninguno de los grupos que han sometido sus destinos a la suerte de las batallas, sino que en provecho de los contendores deseamos que sobre los campos, las ciudades y los mares donde señorea la guerra, vuelva como numen tutelar de aquellas naciones amigas- a ejercer su dominio el sentimiento de la fraternidad. A pesar del trastorno causado en el comercio por el conflicto derivado de esa lucha, cuyas repercusiones han sido universales, y la consiguiente disminución de nuestra renta principal, que es la aduanera, se ha mantenido intacto el crédito de la Nación, que ha satisfecho religiosamente todos sus compromisos, se ha cubierto el Presupuesto que dictasteis en vuestras últimas sesiones, se ha abierto a los diversos Despachos del Poder Ejecutivo los créditos adicionales requeridos por las necesidades del servicio, los cuales serán sometidos a vuestra aprobación, y después de todo esto se ha logrado economizar una cantidad apreciable de dinero que está representada en el saldo favorable de la cuenta del Gobierno con el Banco de Venezuela, poniéndonos así a cubierto de las eventualidades que pueda acarrear para nuestras finanzas la continuación de la guerra en referencia. Esas economías se han hecho merced a que esta Administración ha observado estrictamente el acertado plan fiscal ideado por el General Gómez y cuya práctica él ha indicado.

Mantener inalterable el sosiego de la familia venezolana ha sido cuidado preferente del Repúblico de Diciembre: su espada luminosa no la ha esgrimido jamás con fines de ambición o de medro personal. Con ella en la diestra se ha opuesto él siempre, como dique incontrastable, ante el torpe desbordamiento de las pasiones y los apetitos insanos de todo linaje de malhechores. De ahí que los facciosos sistemáticos -verdadera endemia que minaba las fuerzas vitales del país- estén anonadados y vaguen por suelo extraño mereciendo, con la vergüenza de su impotencia, el desdén y el ridículo con que justamente los ha afrentado el juicio inapelable de la opinión pública. En consecuencia, la paz interna se ha mantenido sin alteraciones y aquellos contados y gratuitos enemigos de esta situación van convenciéndose cada vez más de que nada lograrán en el sentido de lanzar a la guerra a las masas populares, bien halladas con el orden y las garantías de que gozan y por dolorosa experiencia aleccionadas de cómo las trastornos públicos es a ellas a quienes más duramente dañan. Esa convicción en la estabilidad de la paz, arraigándose en todos los ánimos, ha hecho que los capitalistas se lancen a empresas de importancia, especialmente en la agricultura, abriéndose nuevas fuentes de riqueza para la Patria. Es incalculable el bien que de esa manera se viene realizando calladamente, pues cada empresa de esas representa la formación de grupos de trabajadores, núcleos de un organismo social apto para las elevadas funciones de la vida civilizada, y muy diferentes de aquellos otros grupos de nómadas, sin más ley que la voluntad de un caudillaje ignorante, que bajo el nombre de guerrillas corrían antaño por nuestros bosques y llanuras depredando y cometiendo todo género de delitos so pretexto de defender estos o aquellos principios, pero significando en realidad la supervivencia del salvajismo precolombino. He ahí de bulto el contraste entre la Venezuela de otros tiempos y la que ahora marcha francamente por las vías del progreso y de la cultura.

La síntesis que a grandes rasgos os he hecho es la expresión de verdades que nadie podrá desconocer: son hechos tangibles cuya verificación ha podido lograrse para el bien del país, porque éste tuvo la fortuna de que en momentos críticos asumiera la dirección de sus destinos un hombre de Estado, experto en el conocimiento de cuantos problemas y dificultades contiene la ardua labor de gobernar; un ciudadano en quien la bondad del corazón y la rectitud de la conciencia no excluyen la férrea energía de la voluntad sino que más bien está en posesión plena de esas virtudes para combinarlas siempre con tino en la realización de sus grandes y nobles propósitos. Fácilmente deduciréis que me refiero al General Juan Vicente Gómez, al guerrero y al Magistrado que en todo momento mantiene cautiva la victoria y cautivos también el afecto, el respecto y la admiración de sus gobernados. Acabó él con viejas divisiones que, sin traer ningún resultado útil, sólo producían desconfianzas y rencillas, generadoras de odios y por consiguiente de trastornos y revueltas. Proclamó desde la Presidencia de la República y practicó lealmente el ideal político de la unión y la confraternidad entre los venezolanos. Logró establecer la regularidad en la Administración. Comprendió que en el trabajo está la regeneración.de Venezuela y que uno de los deberes primordiales del Gobierno consiste en fomentarlo, dándole garantías y facilidades. Su obra es, pues, la que hoy culmina en el estado próspero en que se encuentra la República.

Constituye para mí un deber muy sagrado declarar en esta solemne ocasión que el General Gómez, con la solicitud y la generosidad que le son características, siempre se ha prestado a darme el consejo oportuno que de su experiencia y patriotismo he exigido cada vez que ha sido menester a mi Gobierno solucionar los varios problemas que se le han presentado. Al hacer esta declaración satisfago los dictados de la justicia y los de mi mente, pues nada es más placentero para un hombre honrado que aspire a merecer el juicio favorable de sus contemporáneos y el de la posteridad, como hacerse superior a mezquinas vanidades del momento para poder, con pleno señorío de sí mismo, hablar el lenguaje augusto de la Verdad. Así, pues, corresponde al General Juan Vicente Gómez cuanto encontréis de laudable en los actos de la Administración que me ha tocado presidir; suyos son los aplausos que hayan de tributarse a esos actos, reclamando únicamente para mí el título de leal a mi Causa y a mi Jefe, pues creo que será limpio blasón de mi vida pública –hoy como ayer y como en lo futuro- la consecuencia que se habido mantener inalterable hacia el Repúblico de Diciembre, en lo político y en lo personal, porque conozco el valor de la gratitud empeñada y los compromisos del honor.

Los Ministros del Despacho os darán cuenta pormenorizada de todos los asuntos concernientes a sus respectivos ramos, pero conceptúo del caso significaros, en lo relativo al Departamento de Guerra y Marina, que a este ramo de la Administración le ha tocado proseguir con éxito halagüeño sus trabajos de perfeccionar el Ejército y esto merced a la dirección experta del General Gómez, quien hace breves días pasó revista ante el público, en Parada Militar, a una parte de ese Ejército, constante de las fuerzas acantonadas en esta capital. Ese espectáculo magnífico de la Venezuela moderna habla elocuentemente del grado de adelantamiento a que han llegado los contingentes armados de la Nación.

No terminaré este Mensaje sin antes hacer una invocación llena de fe al Todopoderoso a fin de que os guíe en vuestros debates para que falléis con acierto acerca de cuantas materias integran el trabajo que vais a verificar.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

V. MÁRQUEZ BUSTILLOS.
Miraflores, 28 de abril de 1916.

(Extraído del Libro “Mensajes Presidenciales”, Tomo IV, 1910-1939, Presidencia de la República, Caracas, 1971, Págs. 75-79).





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