domingo, 8 de marzo de 2015

MENSAJE DEL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS 1921


MENSAJE QUE EL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS
PRESIDENTE PROVISIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA
PRESENTA AL CONGRESO NACIONAL EN 1921.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

Os saludo con efusión sincera, y al observar esta pauta establecida por la cortesía oficial, os congratulo también por vuestra instalación, precisamente en la gran fecha del 19 de Abril, el día que lo ordena nuestra Carta Fundamental.

Desde luego os auguro una legislatura fecunda en todo linaje de bienes para vuestros delegatarios: las Entidades políticas y los pueblos que os ungieron no hace mucho con la mayoría de sus sufragios.

A la verdad, este pronóstico no lo formulo únicamente por el vivo sentimiento de compañerismo que me hace ver en cada uno de vosotros el militante fidelísimo en las filas de la Causa a que estáis adscritos por firmes convicciones, pues a más de ese inequívoco testimonio del éxito que alcanzaréis en vuestra ingente labor, tengo la seguridad de cómo ejerceréis cabalmente vuestro mandato en virtud de otras cualidades excelentes que concurren en vosotros: la versación en la ciencia del Gobierno, la aptitud para interpretar las necesidades públicas y contribuir a satisfacerlas, el celo para mantener sin menoscabo las libertades y los derechos consagrados en nuestras instituciones democráticas, y el fervoroso amor a la Patria, característico en todos vosotros.

Debo no poco a la fortuna, revelada en el generoso concurso que me ha prestado con inagotable solicitud el Jefe de la Rehabilitación, Benemérito General Juan Vicente Gómez, la circunstancia de que se me presente nueva ocasión de venir ante los Representantes de la Soberanía Nacional a darles cuenta de los actos administrativos y políticos del Ejecutivo Federal durante un año más de Gobierno: de otra jornada rendida, ciudadanos Senadores y Diputados, con la Ley como guía, el Deber por numen y la consecuencia a toda hora y en toda eventualidad a un voto íntimo que hice en este mismo augusto recinto simultáneamente con el juramento que presté al asumir el alto' cargo que invisto: no faltar nunca, ni siquiera con fantaseos de la imaginación, al religioso cumplimiento de los compromisos muy solemnes que tengo contraídos con mi Causa y con su Jefe, el fundador y el brazo de la Venezuela Rehabilitada.

Sé bien cómo esos méritos -y no otros que sería necedad alardeara yo ostentar en vuestra presencia- son los que tomaréis en consideración para fallar acerca de lo actuado por la Presidencia Provisional de la República. Y no es menor el convencimiento que abrigo de cómo los austeros miembros del Congreso de mi Patria, el selecto auditorio que se destaca en esas tribunas y el público que me oye desde las barras -formado de patriotas sensatos- no tacharán de falaces mis palabras, ya que sólo he cuidado de traducir en éstas el lenguaje de la verdad y prescindido de adornar frases con pompas retóricas, recurso a que de consuno ocurrieron la petulancia y la vacuidad de los Gobiernos cuyo arbitrio fue engañar al pueblo.

Sabéis cómo durante más de doce años las Administraciones que se han sucedido hasta hoy han tenido por única profesión de fe política el conciso pero magnífico Programa de Diciembre; y cómo, cada vez que el patriota autor de ese sabio documento y quienes recogemos el fruto espléndido de su labor hemos comparecido ante nuestros jueces legítimos, no mostramos en el Haber de esas Administraciones solamente unos pliegos de papel recargados de cifras y con el recuento de un centón de Decretos expedidos para que los ejecutara la polilla de los archivos. Es cierto que consignamos en nuestros Mensajes números y también disposiciones gubernativas, pero en aquéllos las palabras nunca han dejado de tener comprobación exacta en los hechos; y no está lejano aquel 29 de abril de 1913 en que el General Juan Vicente Gómez, después de haber cubierto casi todos los compromisos de la República -triste y oneroso legado que le dejaron Gobiernos anteriores-, de haber hecho frente a los cuantiosos gastos que ocasionó la celebración del Centenario de nuestra Independencia, de haber comprado la mejor nave de guerra que posee nuestra Armada y de haber erogado sumas muy crecidas para construir carreteras, se irguió aquí para consignar en breves párrafos que había depositados en las Cajas del Erario más de TRECE MILLONES: los millones que merced a su celo se han multiplicado y son hoy la base inconmovible de nuestro crédito envidiable en los mercados del mundo y nuestra holgada existencia económica, y si espaciamos la mirada, no sólo por el lapso de tiempo que abarca esta Cuenta, sino desde las postrimerías del 1908 hasta ahora, seguro estoy de cómo no se fatigarán vuestros ojos y de cómo confirmaréis los fallos con que los legisladores que os precedieron galardonaron la magnitud y la calidad de la obra realizada. Esa época, cuyo transcurso es muy corto si se la compara con la extensa sucesión de años que dejó en pos de ella, es tan copiosa en actividades y en éxitos administrativos como lo fueron en agitaciones políticas las épocas anteriores. Dan fe de esto: millares de kilómetros de vías de comunicación tendidas en todo el territorio patrio; ciudades y campos antes postrados a la vera de malos caminos tornándose en emporios con la facilidad del tráfico; empresas industriales de aliento fundándose y produciendo riqueza y trabajo para todos, con dinero nacional y no con capitales extranjeros que vinieran a extraer del sudor del pueblo venezolano el siete por ciento de interés anual que se les garantizaba; los rebaños multiplicándose en sus pasteaderos sin que la gavilla del abigeo o del guerrillero los diezme; los terrenos agrícolas produciendo el máximo de sus cosechas; el producto de la honrada labor del jornalero sirviendo al sustento y a la comodidad de su casa y redimido de pagar tributo a la turba de caciques cuya impunidad respaldaban caudillos y políticos sin conciencia; muchos millones pagados para redimir nuestro crédito, y esto sin ocurrir al expediente de los empréstitos usurarios facilitados por banqueros europeos; seriedad y sabiduría en nuestras relaciones exteriores y política internacional decorosa; inversión correcta de los dineros con que el pueblo contribuye al sostenimiento del Estado; organización moderna del sistema tributario; difusión de la Escuela primaria hasta en los más humildes caseríos del país; creación de la Sanidad Nacional sin omitir gastos en ese sentido; reforma del Ejército y estricto cumplimiento de la Ley de Formación y Reemplazo de Fuerzas; explotación en grande escala de las riquezas minerales que abundan en nuestro territorio; establecimiento de la aviación y de la telegrafía inalámbrica; fundación de hospitales en varias ciudades que carecían de éstos; recolección de toda clase de armas, porque éstas en manos de particulares sólo servían para propagar el crimen; obligación al trabajo de cuantos vagos y viciosos pululaban en nuestros centros y en nuestros campos; fomento de la inmigración con medidas que la hagan eficaz; y muchas conquistas más de orden administrativo, de bien entendida política y de moral pública que forman, ciudadanos Senadores y Diputados, el Haber de los Gobiernos rehabilitadores. A la verdad que éste, si lo comparamos al enorme Débito que contrajeron con la sociedad venezolana los Gobiernos que rigieron el Estado desde 1830 hasta 1908, deja en nuestros espíritus y en nuestras conciencias de servidores la muy íntima satisfacción de cómo hemos sabido cumplir esforzadamente con los deberes que nos impone el patriotismo!

En esa virtud, no miento ni digo lisonjas como tampoco me atribuyo méritos que no son míos, si asevero desde este sitial que los doce años de los Gobiernos de la Rehabilitación constituyen el verdadero progreso del pueblo venezolano y la auténtica gloria del General Juan Vicente Gómez.

Es él quien lucha de frente a dificultades que se tenían por insuperables y es él quien las supera para fundar sobre un suelo convulso por las pasiones de los unos y deleznable por la indiferencia de los otros, sobre cimientos perdurables el majestuoso edificio de la Nación fuerte y regenerada, de la Nación venturosa por la cual soñábamos a través de situaciones siempre oscilantes entre los extremos de la turbulencia o del terror y cuando no regidas por sistemas débiles despotizadas por brutales tiranías. Merced a su voluntad poderosa, pero nunca rebelde a los dictados de la mente sana que la impele, los venezolanos pospusimos viejas rencillas banderizas, odios lugareños y ambiciones desatentadas para aportar a la obra que al presente nos admira, toda la energía que malgastábamos en las intrigas de una política bastarda cuya secuela era, infaliblemente, la matanza en las guerras civiles. Es el General Juan Vicente Gómez a quien debemos reconocimiento y fidelidad por su consagración al bien colectivo, y negarle el contingente de nuestros esfuerzos sería la más incalificable de las insensateces, pues él sólo lo reclama para continuar dándonos una paz fecunda y trazándonos el camino que conduce al pleno ejercicio de la Libertad en el seno del orden, que es el objetivo hacia el cual marchan todas las jóvenes democracias latinoamericanas.

Si puedo daros cuenta de la apreciable labor a que voy a contraerme en la parte narrativa de este documento, no se escapa a vuestra ilustrada inteligencia y tampoco deja de comprenderlo el Gobierno que presido, la causa a que debo tan alta fortuna. Ya desde abril de 1915 vengo disfrutando de idéntica suerte y también desde entonces he proclamado ante el Congreso, de manera tan categórica como lo hago en este momento, que si he desempeñado airosamente mi arduo cuanto honroso encargo es porque no me ha faltado el consejo experto ni la siempre atinada intervención del General Gómez en las constantes ocasiones en que los he solicitado.

He continuado en ejercicio de la Presidencia Provisional, porque el eminente Ciudadano, electo Presidente Constitucional de la República, ha permanecido al frente del Supremo Mando Militar que le confirieron los Plenipotenciarios de 1914. Pero también soy como vosotros un servidor de la Causa, y así como os corresponde darla vuestro contingente de patriotas desde esas curules, a mí me ha correspondido aportar a ella el contingente de cuantos esfuerzos he podido ofrecerla desde el sitial que ocupo. Mi puesto de militante en las filas de la Rehabilitación es al presente el mismo que fue en los días genésicos de Diciembre, y hoy, investido temporalmente con la dignidad de Primer Magistrado Civil de Venezuela, como mañana al descender de este elevado empleo para ocupar otro de menor rango o ninguno, seré siempre el entusiasta luchador entre esas filas, que escucha las indicaciones del Jefe que las rige, Benemérito General Juan Vicente Gómez, para acatar1as como se lo imponen el deber, la fidelidad a la palabra empeñada y los más puros sentimientos de la gratitud.

Consecuencia necesaria de la disciplina que todos observamos como hombres de Causa, es la paz que impera del uno al otro confín del país. En vano unos pocos, que entienden la política no como la ciencia de gobernar atinadamente para mantener el sosiego y la seguridad pública, sino como tráfico para feriar dignidades, empleos y negocios pingües, se han ido al extranjero a fomentar revueltas. Estos, lo más que han logrado en su destierro voluntario es parodiar a aquel femenil Señor de Granada que no supo defender las delicias de su reino como hombre. En publicaciones oficiales que conocéis, consta cómo la última de esas revueltas, encabezada por el general Peñaloza, lo que obtuvo por resultados fue: comprobar una vez más que las fuerzas vivas de Venezuela están adscritas a la Rehabilitación Nacional y dejar en pos de sí un rastro de sangre y de pillaje. Bien escarmentados los torpes ejecutores de la revuelta vencida, y actualmente sufriendo sus promotores en Europa el más decisivo de los fracasos, seguro debe estar el laborioso y honrado pueblo venezolano de cómo no verterá una gota de sangre más en defensa del orden.

Las relaciones del Ejecutivo Federal con los Estados de la Unión se han mantenido en un ambiente de absoluta cordialidad y se deriva naturalmente de esto un desarrollo amplio de la acción gubernativa y un aprovechamiento eficaz de los expertos consejos que el Benemérito General Juan Vicente Gómez, en su carácter de Jefe de la Causa, da a los encargados de las altas públicas seccionales.

En el Distrito Federal, confiado al buen Gobierno del íntegro Magistrado que viene ejerciendo esta autoridad con tino y consagración muy plausibles, los servicios municipales se llevan a cabo con estricta regularidad, tal como quedó comprobado en la cuenta que rindió el General Juan C. Gómez en enero próximo pasado, ante el Cuerpo competente para conocer de sus actos.

Las Juntas de Inscripción que establece el artículo 13 de la Ley de Formación y Reemplazo de las Fuerzas de Tierra y Mar, se reunieron en la fecha que la misma Ley les demarca, y la inscripción se verificó en todo el territorio de la República, demostrando así la completa normalidad que priva en el régimen nacional. De la misma manera se ha llevado a efecto el proceso eleccionario para los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Municipal, cuya renovación se efectuó libremente y en los lapsos prescritos por la Ley.

Los acontecimientos desgraciados de que fue víctima el Reino de Italia en el segundo semestre del año último, tuvieron repercusión en el pueblo venezolano, como que la clásica patria latina goza en nuestro suelo de vinculaciones y raigambres. A iniciativa del Benemérito General Juan Vicente Gómez, el Ejecutivo se asoció a la pena del pueblo italiano acordando la contribución de cien mil liras, que fueron puestas a disposición de la Junta Italiana de Socorros establecida aquí, para aliviar la suerte de los damnificados con el terremoto. Esto demuestra que los sentimientos humanitarios del General Juan Vicente Gómez, como los anhelos del Gobierno Nacional, están prestos a traducirse en auxilio oportuno donde quiera que haya una desgracia que remediar, o un servicio que hacer a las naciones que están vinculadas a la nuestra por los nexos de la tradición o de la raza.

El celo con que el Benemérito General Comandante en Jefe del Ejército tiende a mantener siempre el brillo de la carrera de las armas, inspiró el oficio que el Departamento de Guerra y Marina dirigiera al de Relaciones Interiores sobre el reconocimiento del valor de los grados militares y el mérito de los servicios prestados en las filas del Ejército activo, a efecto de evitar el uso indebido que se hace de aquellos grados por personas que no tienen los títulos requeridos. Y esa corruptela de tiempo atrás establecida en la República empieza a corregirse ya, puesto que las autoridades contribuyen a despertar en la conciencia individual el sentimiento de cómo el título de ciudadano es la más gallarda presea de nuestra democracia, sin que deban añadirse graduaciones militares a personas que no las hayan adquirido en conformidad con las disposiciones establecidas en el Código Militar.

La labor constante del Ejecutivo Federal en cuanto a la autonomía de las Municipalidades, se ha mantenido siempre encaminada a recordar a los Presidentes de los Estados que los impuestos y contribuciones deben hallarse en concordancia con las bases fundamentales de nuestra Constitución, a efecto de que desarrollándose ampliamente las industrias y el comercio, haya una debida protección hacia el trabajador honrado y un apoyo eficaz para todo aquel que al fomentar las fuentes de la riqueza interna aumenta la contribución del Fisco que se devuelve al pueblo en obras de positiva utilidad.

Cumplidos los requisitos impuestos por la Ley de Patronato Eclesiástico, se dio el pase legal a las bulas pontificias concernientes a la institución canónica del Ilustrísimo señor Arturo Celestino Álvarez como Obispo Coadjutor de Calabozo, y luego se verificó su traslación a aquella ciudad cuando Monseñor Marcos S. Godoy fue a ocupar la Sede del Zulia, llenas también estrictamente, respecto a este prelado, las disposiciones de la Ley de Patronato.

Como efecto de la paz garantizada a la República, el movimiento de su desarrollo se ha manifestado, como en otros sentidos, en las Oficinas de Registro, en las cuales se han multiplicado las protocolizaciones y se ha dado lugar a resoluciones de puntos dudosos en la aplicación de las leyes respectivas.

La ingente importancia de la Sanidad Nacional ha sido motivo de constante y especial atención. Siguiendo las miras con que ampliásteis en la última Ley de Presupuesto los recursos de la administración de este ramo, no se han economizado los gastos indispensables a este vital servicio, y son muy satisfactorios los resultados que se van obteniendo en tan ardua labor.

Venezuela ha procurado cultivar a todo trance la paz y la amistad con las demás naciones, y en este sentido mencionaré el canje, verificado el 12 de febrero último, de las ratificaciones del tratado que el 21 de marzo de 1914 fue celebrado con los Estados Unidos para estrechar los lazos de amistad que unen a los dos países; y la ratificación, por parte de la República Argentina, del tratado general de arbitraje celebrado en 22 de julio de 1911 con esta República.

El Senado holandés aprobó en sus sesiones de enero de este año el tratado para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Países Bajos y Venezuela y ya nombramos nuestro Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Holanda, teniendo entre nosotros, acreditado con igual misión al Excelentísimo Señor D' Artillac Brill. Testimonio inequívoco de la cordialidad de estas relaciones diplomáticas lo constituye la reciente visita que nos ha hecho el Excelentísimo Señor He1frich, Gobernador de la Colonia holandesa de Curazao, quien ha sido justamente agasajado por el Gobierno y pueblo venezolanos.

Se han negociado también tratados especiales: el de 3 de julio de 1919 con los Estados Unidos, sobre Agentes viajeros de Comercio -que ya conocéis-, cuyo canje se efectuó e1 18 de agosto próximo pasado; y el acuerdo, aún pendiente, con la República del Brasil sobre canje y revalidación de títulos médicos.

Ha sido uno de los cuidados preferentes de la actual Administración todo cuanto atañe al cultivo de las relaciones internacionales. Aprobado como fue por el Congreso, en sus sesiones de 1920, la adhesión de Venezuela a la Liga de las Naciones, y ratificada dicha adhesión, se nombraron oportunamente los delegados correspondientes a ese importantísimo Cuerpo.

Los miembros de la Liga, de acuerdo con el artículo 23 del pacto, proveerán el aseguramiento y mantenimiento de la libertad de comunicaciones y el trato equitativo en cuanto al comercio de las naciones asociadas. Con este motivo, el Gobierno de Venezuela ha nombrado su representante a la Conferencia efectuada en Barcelona sobre libertad de comunicaciones y de tránsito, vías férreas y fluviales, navegación marítima, etc., conferencia a la cual fue oportunamente invitado. También lo fue para la Conferencia Internacional, cuya fecha de reunión se ha diferido, convocada con el fin de considerar los aspectos internacionales de la comunicación calográfica, telegráfica, telefónica e inalámbrica, y de divulgar los mejores medios de comunicación internacional sobre una base equitativa.

Fue asimismo representada Venezuela en el Séptimo Congreso de la Unión Universal de Correos, reunido en Madrid el 1 de octubre último; e invitada también a la Sexta Conferencia Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas, que debía celebrarse en Montevideo en diciembre del año próximo pasado, nombró oportunamente a su representante. Nuestro Delegado fue encargado a la vez de estudiar el servicio de sanidad, las enfermedades del ganado y los métodos aplicables al desarrollo de la cría en Venezuela.

Como alta manifestación de cordialidad de las naciones amigas, se ha de recordar aquí la visita, hecha en junio de 1920, de los estudiantes de la Universidad de Georgetown, con quienes venía el Director del Departamento Español de dicha Universidad y Miembro de la Alta Comisión Internacional. En los párrafos que dedico a daros cuenta de la labor efectuada por el Despacho de Instrucción Pública, me referiré al asunto de manera menos sucinta.

Venezuela recibió las visitas de cortesía que le hicieron el navío de guerra de Cleveland, de la marina de guerra de los Estados Unidos, y el crucero Cambrian, de la marina británica. El crucero-escuela Juana de Arco, de la marina francesa, también en cortés visita, permaneció unos días en nuestro país, y su Comandante, Oficiales y Cadetes fueron recibidos con las distinciones merecidas.

Anunciada como está la visita de Su Alteza Serenísima el Infante Don Fernando María de Baviera y Borbón, ha patentizado esta circunstancia los indestructibles lazos que unen los destinos de España con los de las Repúblicas hispanoamericanas, en vista del alborozo con que Venezuela se ha aprestado a recibir a tan distinguido huésped.

En el libro perpetuamente abierto de las glorias de Bolívar consígnense nuevas fechas para eternizar su memoria. La Academia de la Historia de Buenos Aires, consagró el 24 de julio de 1920 una sesión especial en honor del Libertador. Otra gran República, hacia el otro extremo del Continente, le ha rendido espléndido tributo.  En el Parque Central de New York fue erigida, el 19 de abril, la estatua de aquel Creador de Patrias que el Gobierno venezolano ofreció a dicha ciudad.

Al referirme a este insólito homenaje, debo consignar aquí el rendido por nosotros a Washington en la propia fecha insigne. De la magnificencia del acto nada he de deciros porque la presenciasteis y contribuisteis a darle brillo. Empero, cúmpleme declarar cómo desde el General Juan Vicente Gómez -autor de la feliz idea de glorificar el recuerdo de aquel héroe intachable- hasta el más insignificante de los venezolanos, ninguno deja de admirar ufano en la Avenida consagrada con el nombre inmortal, la estatua imponente de quien, como nuestro Simón Bolívar, conquistó la libertad de un mundo.

También he de referirme a las grandezas de la Madre Patria. Venezuela se ha apresurado a concurrir a los actos rememorativo s de la marina española. Al que celebró el descubrimiento del Estrecho de Magallanes -organizado por el Gobierno de Chile- envió una misión especial, y al que perpetuará la hazaña de Núñez de Balboa con una estatua a la entrada del Canal interoceánico ha contribuido gustosa para la ejecución del proyecto.

El asunto relativo a los límites entre Venezuela y Colombia ha seguido su curso, conforme a los trámites ordinarios, ante el árbitro elegido por la Convención de noviembre de 1916. En la Memoria correspondiente encontraréis los detalles respectivos y documentos ilustrativos de la cuestión.

Encontraréis igualmente en dicha Memoria pormenores concernientes al estado en que se halla el asunto de las reclamaciones entre Italia y Venezuela en cuanto a la liquidación de aquéllas, y en cuanto al compromiso arbitral respecto del asunto Lanzoni-Martini. Asimismo lo relativo al arreglo de las reclamaciones británicas.

Nuestra política comercial se ha desarrollado regularmente conforme al programa que se trazó al ser creada la oficina respectiva. La actual Administración no ha omitido gastos para fomentar los servicios de que se ha hecho cargo aquella oficina, suministrándole medios de información y de investigación para el estudio de nuestras riquezas y su divulgación comercial e industrial. La diversidad de estas labores podréis apreciarla cual conviene en la Memoria del Departamento del Exterior y otras noticias correspondientes en las de Hacienda y de Fomento.

La organización actual del Departamento de Hacienda y los resultados que en éste como en los últimos años presenta, son pruebas fieles de los fecundos bienes obtenidos con el plan de reconstrucción nacional emprendido y realizado por el General Juan Vicente Gómez. Abolido el antiguo sistema financiero que consistía en percibir con la irregularidad de las contingencias públicas la escasa renta de un exiguo patrimonio fiscal, se organizó la Hacienda bajo el imperio de los principios de orden y de regularidad que se infundieron a todos los servicios administrativos; y con un criterio sereno, aplicando principios técnicos y enseñanzas de la experiencia, ideando leyes y reglamentos propicios a la reforma fiscal, dirigiendo acuciosamente la labor diaria, guiando la actuación autónoma de los diferentes servicios administrativos, introduciendo cada día una mejora, se levantó el moderno organismo fiscal, que tiene como sólidas bases de su estructura la estabilidad de las rentas internas, la recaudación directa, puntual y completa de los impuestos nacionales, el exacto y claro mecanismo de una contabilidad pública que permite el cabal conocimiento y verificación de las operaciones fiscales, una cuantiosa reserva monetaria suficiente para todas las emergencias y el espíritu de una nueva legislación capaz de guiar seguramente al servidor del Fisco y de mantener la Hacienda Nacional en armonía con la marcha económica y las actividades progresistas de la nación.

Compendia la eficacia de esta organización la cifra de 104.887.329,60 bolívares a que llegó la recaudación de la Renta Nacional en el año de 1920; suma que jamás había alcanzado la Renta, pues su promedio apenas excedió los sesenta y dos millones en los diez años anteriores que son los de mayor prosperidad económica y fiscal que hemos tenido; de estos ciento cinco millones Bs. 40.396.194,52 corresponden a las rentas internas, producto superior en Bs. 2.047.141,61 al del año anterior que alcanzó, deducida la acuñación de ese año, un total de Bs. 38.349.052,91, lo que demuestra que ya se ha conseguido la estabilidad de estas rentas; el resto de Bs. 64.491.135,08 es el total de las entradas aduaneras, aumento increíble en un año que se caracteriza por una de las crisis económicas más agudas que haya atravesado el comercio universal, cuando todavía estaba halagado por la inusitada prosperidad de todos los negocios que siguió a la larga postración de la guerra. En efecto, la baja de los precios de nuestros frutos exportables, la suspensión de los créditos comerciales y bancarios, la excesiva producción extranjera y la imposibilidad de vender con utilidad nuestra producción nacional, hacían prever que Venezuela se sumaría al grupo de países que han visto cerrar súbitamente sus mercados y paralizarse todos sus negocios con el exterior; pero nuestro comercio, honrando el crédito de su nombre, aceptó e importó todos los pedidos de mercancías extranjeras que había hecho en años anteriores y formando con todos sus elementos una sola entidad solidaria, hizo frente a la crisis y pudo desenvolver acertadamente sus negocios, confiando en el porvenir que le prometen seguro y halagador el orden, la paz y el progreso que garantiza la Administración Nacional.

Los gastos públicos en este año alcanzan a la suma de 78.292.734,45 bolívares que deducidos del producto de la Renta dejan un sobrante para el Tesoro Público de Bs. 26.594.595,15. El aumento en los gastos es consecuencia del criterio que en esta materia guía a esta Administración, que no eroga sino las sumas destinadas exclusivamente al funcionamiento regular de los servicios públicos y que es pródiga en los gastos que tienen por objeto cumplir el programa administrativo del Jefe de la Causa dotando constantemente a la nación de cuantas son obras de civilización, progreso y decoro del patriotismo; y así se destacan en este año, además de los gastos intensivos para carreteras, puentes, acueductos, calles y demás obras públicas, las grandes sumas empleadas en el establecimiento de la Aviación Militar en Venezuela, del establecimiento de la telegrafía inalámbrica y en los preparativos para celebrar dignamente el centenario de la Batalla de Carabobo.

Entre otros gastos uno de los principales es la suma de 8.970.473,42 bolívares empleados en los servicios de intereses, amortización y gastos accesorios de la Deuda Pública. El valor de los títulos de Deudas cancelados alcanzó en el año a la suma de Bs. 6.738. 987, 50, de modo que el 31 de diciembre de 1920 quedó nuestra Deuda Pública reducida a la suma de Bs. 131.627.351,03. Esta cantidad a la que sin apremios de ninguna clase ha quedado reducido el valor nominal de nuestra Deuda Pública es el exponente más fiel del persistente esfuerzo con que el Gobierno Nacional cuida del crédito y decoro de la República.

La Alta Comisión Interamericana, organismo creado para realizar los propósitos de unión económica de las naciones americanas que iniciaron los Congresos Financieros, tenía en la Sección Venezolana un Cuerpo desligado de nuestro organismo administrativo y sin facultades legales para hacer activas y eficaces sus deliberaciones en la actuación del Gobierno Nacional. La importancia alcanzada por los trabajos de la Alta Comisión y la urgencia de contribuir a la realización de sus fines, indicaron la necesidad de dar a la Sección Venezolana, como se hizo por Decreto de 8 de enero de 1921, el carácter de un servicio de la Administración Federal, carácter con el cual podrá laborar, adscrito al Departamento de Hacienda, por la uniformidad de las leyes y reglamentos comerciales y la realización de los proyectos económicos y financieros que tienen por objeto mantener a Venezuela en una más estrecha y provechosa unión de intereses económicos con los Estados Unidos y las Repúblicas latinas de América.

El Ejército y la Armada de la República se sostienen sobre el mejor pie de disciplina, de orden y de unidad de acción, como consecuencia de la fuerza moral que ha venido desarrollando en su personal el General Juan Vicente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército, quien, además, con su espíritu esencialmente práctico, en la organización metódica de estas Instituciones, ha venido asimilando lo que en las enseñanzas modernas de la guerra es adaptable a nuestro carácter y de mejor aplicación en el territorio nacional.

La Ley de Formación y Reemplazo de las Fuerzas de Tierra y Mar, entró en ejecución desde el primero de enero del corriente año. Todos los trabajos relacionados con esa Ley se han venido efectuando regularmente, con la eficaz colaboración de las autoridades de la República, apoyadas decididamente por el sentimiento patriótico de los venezolanos. Tres mil conscriptos han sido llamados a las filas como primer contingente para reemplazar a los soldados del Ejército activo que han cumplido su servicio y éstos se encuentran a la fecha, en su mayor parte, en las Unidades del Ejército a que han sido incorporados.

Es de evidente trascendencia la dotación que se ha hecho de un Preceptor de Instrucción Primaria en cada Batallón. Con esta medida, los soldados analfabetos, a la par que reciben la enseñanza militar y la cultura física correspondiente, quedan sometidos a una intensiva preparación civil que les haga capaces para el ejercicio de todos los actos de la vida ciudadana.

En el Mensaje presentado al Congreso en sus sesiones del año próximo pasado se anunciaba, con relación al establecimiento de la Escuela de Aviación Militar Venezolana cómo, “debido a la eficaz previsión del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército Nacional, veríamos surgir pronto de esa escuela de intrepidez y de noble emulación en el desprecio al peligro, a los futuros héroes del cielo patrio”. Entonces no se contaba sino con tres aeroplanos y apenas se habían iniciado los trabajos preliminares de fundación de la Escuela. Hoy funciona ésta ya desde el 1 de enero del año en curso en que fue inaugurada oficialmente, integrada por un competente personal de instructores que se contrató con el Gobierno de la República Francesa, por muchas naves aéreas de combate y de enseñanza, todas de excelente calidad, por un número apreciable de alumnos que han efectuado ya vuelos de ensayo bajo la vigilancia de sus maestros y por todos los elementos materiales necesarios puestos a disposición de este Instituto, y los cuales están de acuerdo con la capacidad de su personal directivo y docente y con el espíritu de trabajo y de estudio que anima a los jóvenes que allí se instruyen. De todo cuanto os informo al respecto, tendréis comprobación inequívoca en los días del Centenario de la Batalla de Carabobo en que serán inaugurados el magnífico edificio donde funciona la Escuela actualmente y sus Departamentos anexos. El Ejército Nacional puede decirse que cuenta ya con el apoyo y colaboración de tan moderno e importante servicio.

No era, en consecuencia, una promesa vana la que formulé acerca de este grande adelanto alcanzado por nuestro organismo militar. El Decreto del 17 de abril de 1920 ha tenido cabal cumplimiento en menos de un año y no obstante que para realizarlo era lógico pensar que tardaría mucho mayor transcurso de tiempo. Más, para el incansable hombre de acción que ha logrado rehabilitar a Venezuela en todos los órdenes de la actividad nacional, no existen horas de tregua cuando dedica la mente y pone la robusta diestra al servicio de una empresa que entre en sus nobles propósitos de mantener la paz pública.

Muy interesado el Gobierno en el mejoramiento de la vida del soldado, ha establecido un plan de construcción de Cuarteles Modelos, estando para terminarse el primero de éstos en la ciudad de Maracay.

Como consecuencia de la Ley de Comercio y Porte de Armas, tan útil a la seguridad pública, y que tan beneficiosa ha resultado en la práctica para la tranquilidad social, como de garantía de la vida individual, cuantiosa es la cantidad de armas de fuego y armas blancas que han ingresado al Parque Nacional recolectadas por los Gobiernos de las diferentes Entidades Federales.

Las unidades que componen la Armada continúan prestando eficaces servicios, y el estado de los buques es por demás satisfactorio. El contrato sobre arrendamiento del transporte Zamora a la Compañía Anónima Venezolana de Navegación, fue prorrogado por un año más, continuando esta nave con el nombre de Guárico al servicio de la referida Compañía.

Por las utilidades que en el año de la Cuenta arroja el Astillero Nacional, se tendrá una idea del mejoramiento alcanzado por este Establecimiento. Ascendieron a Bs. 640.566,78 y arrojan en consecuencia un superávit de Bs. 130.459,92 a las del año anterior. Esto, después de haber cubierto sus gastos de administración, conservación y fomento, los de reparación de armamento, de buques de guerra y guardacostas, el presupuesto del personal laborante y de jornaleros, y de suministrar artículos de distintos usos a las Fortalezas y Faros de la República.

El desarrollo de la riqueza pública ha continuado durante el año último con mayor energía, a consecuencia de todas las disposiciones tendientes al fomento de la industria y del comercio nacionales, entre las cuales citaré la Ley del Congreso de 1920 sobre Hidrocarburos y otras sustancias similares que, al reglamentar, como lo ha hecho, ese género de explotaciones, garantiza rigurosamente dos derechos, inadvertidos en las disposiciones que hasta hace un año regían en la materia: el derecho de la Nación, como propietaria legítima que es del petróleo y demás sustancias similares que dentro de los límites del territorio existen, a percibir un canon convencional cuando el subsuelo que se trate de explotar esté situado en terrenos baldíos; y el derecho de opción que necesariamente corresponde al propietario del suelo, por un espíritu de justicia que la presente Ley ha consagrado, en virtud del cual tendrá la preferencia para obtener de la Nación la facultad para explotar el subsuelo correspondiente a su propiedad siempre que se ciña al plazo de un año que, al efecto, se le señala y que pague los impuestos legales, disfrutando ahora, por tal respecto, el dueño del suelo, como en casi todos los demás países sucede, de las facilidades que leyes anteriores otorgaban únicamente al contratista.

Durante el año último la industria minera siguió una marcha normal, estimulada la producción por las circunstancias de todo género que a su amplio y más libre desenvolvimiento le ofrece la paz interna, por el solo hecho de ser garantía plena de los capitales extranjeros que copiosamente afluyen al país. Y entre los ramos de dicha industria merece especial referencia la explotación, que se procura hacer cada vez más intensiva, del carbón en las Hulleras de Naricual, las cuales, además de ofrecer campo fecundo a la utilización de la mano de obra nacional, reportan al Fisco cuantiosa utilidad, mayormente ahora que están bajo la custodia de una experta administración.

Los trabajos referentes al Catastro de Tierras Baldías progresan notablemente, estando ya al terminarse el Distrito Pedraza, el más extenso del Estado Zamora, que fue la región donde se inició la obra; y como la práctica hubiese demostrado que la designación de Comisionados Especiales da mejor resultado que la existencia de una sola oficina para toda la República, se creó, en sustitución de la Oficina de Catastro, una Comisión Científica para concluir los trabajos del Estado Zamora y otra para dar comienzo a los del Estado Monagas, reservándose el Gobierno, según sean los resultados que se obtengan, la forma en que haya de procederse al levantamiento del Catastro de las demás entidades de la Unión.

Por demás satisfactorio es el resultado obtenido en la explotación de maderas y productos naturales en nuestras tierras baldías, hasta el punto de que la renta producida por el impuesto legal respectivo durante los dos últimos años excede en mucho al monto de los ingresos obtenidos por el mismo respecto desde que se iniciara esta explotación entre nosotros, o sea en un lapso mayor de un decenio. Esta materia ha sido motivo últimamente de una extensa reglamentación que resume todas las disposiciones sugeridas por la práctica en la aplicación de la Ley.

Por cuanto es demostrativo del progreso de la industria y del comercio venezolano y de la confianza que nuestra situación económica brinda a propios y extraños, digno es de hacer mención especial del considerable número de patentes de invención concedidas y de marcas de fábrica y de comercio registradas durante el último año.

Con el propósito de estimular el mejoramiento de la raza equina entre nosotros, se decretaron temporadas de carreras en el Hipódromo Nacional, dictándose una Reglamentación adecuada al respecto y creándose una Oficina especial bajo la dirección de una Junta. A dicho esfuerzo ha prestado la más entusiasta y valiosa cooperación el Comandante en Jefe del Ejército y Presidente Electo de la República, ofreciendo como premio Bs. 20.000 y una copa. También ofrecieron premios extraordinarios a los caballos ganadores, el Ejecutivo Federal, los Estados, la Municipalidad de Caracas y los industriales y comerciantes de la misma ciudad.

Cuanto al servicio de Inmigración, el Despacho respectivo labora tenazmente en el sentido de que corresponda en un todo a los propósitos del Gobierno Nacional, cuidadoso principalmente de establecer en forma definitiva ese servicio y de la calidad de los inmigrantes, valiéndose para ello de las recomendaciones que constantemente da el eficaz Agente en el Exterior, y confiado en que la mejor propaganda que Venezuela tenga fuera, será la impresión grata que de su estada en el país transmita el mismo inmigrante a su familia, por haber encontrado situación de vida honesta, productiva y laboriosa, como la han encontrado los inmigrantes que hasta ahora han venido.

El Correo y el Telégrafo han sido objeto durante el año último del mismo cuidadoso esmero que ha dedicado en todo momento el Gobierno de la Rehabilitación a los diversos ramos del servicio público, en especial a aquellos que, como el postal y el telegráfico, son factores de primer orden para secundar, con estímulo fuerte y constante, el desarrollo del comercio y de la industria nacionales. En el servicio interior de correos no sólo se ha atendido a la previsión adecuada y eficaz de las diversas oficinas en actividad para el 31 de diciembre de 1919 sino que se crearon veinticuatro estafetas, atendiendo así a necesidades manifestadas por poblaciones que de algunos años acá han venido adquiriendo cada vez mayor importancia administrativa. En el servicio exterior, se ha cuidado en primer término de que Venezuela participe de todas las ventajas que las Convenciones entre país y país ofrecen, sólo por uniformar el régimen de las materias a que se refieren. Así, al concurrir al Congreso Postal de Madrid, efectuado a fines del año último, lo hizo mediante una honrosa delegación, que dio relieve de singular valía al nombre nuestro en el extranjero, defendiendo, con cálido entusiasmo, intereses económicos de carácter continental, tales como el de propender a que en los Congresos que en lo futuro hayan de celebrarse, cada país tenga un solo voto, sin tener en cuenta para nada si tiene o no colonias, eliminando así la desigualdad inherente a tal circunstancia, común a todos los países de Centro y Sur América.

Cuanto al ramo de telégrafos, ha continuado visible el progreso obtenido en los últimos años, habiéndosele dado a la red mayor extensión y habiéndose mejorado las líneas, a fin de que la comunicación tenga la rapidez y eficacia necesarias para tan importante servicio.

Constantemente el Gobierno Nacional, en el empeño de situar a Venezuela en el mismo nivel de progreso alcanzado en los demás países, ha logrado ya implantar de una manera definitiva la telegrafía inalámbrica, a merced de una labor verdaderamente infatigable, pero compensado el esfuerzo con la firme convicción de que él está pletórico de los altos y nobles ideales que caracterizan todos los actos de la presente Administración Pública e inspirado en los propósitos de engrandecimiento patrio que animan al Jefe de la Rehabilitación Nacional. Resultado feliz de ese constante empeño es: la creación de la Escuela de Radiotelegrafía, con una estación anexa destinada al aprendizaje práctico de la materia; y la creación de la estación de Maracay, abierta al público desde el 19 de diciembre del año último, y de las estaciones de Caracas, La Guaira, Puerto Cabello, San Cristóbal y Maracaibo, que estarán listas de un todo para ser inauguradas a promedios del presente año. El Gobierno Nacional, para afianzar el paso dado en tal sentido y para dar mayor garantía al servicio con el exterior, hizo que Venezuela adhiriese a la Convención Radiotelegráfica Internacional y, también, a la de Telegrafía Internacional.

La labor del Departamento de Obras Públicas en este año ha revestido proporciones extraordinarias y ha sido verdaderamente intensiva, inspirada en todo momento en la iniciativa e indicaciones siempre acertadas y patriotas del General Gómez, quien ha hecho de este importante ramo de la Administración Pública una de sus atenciones predilectas.

El capítulo más interesante de esta labor, que es sin duda el referente a nuestras vías de comunicación, está sintetizado en esta vez por un hecho vital: la resolución definitiva del problema de nuestras carreteras, que estriba en la construcción de los grandes y numerosos puentes que estas obras requieren, y cuyo costo, en las regiones remotas de nuestro territorio, es evidentemente prohibitivo al aplicarse los sistemas de construcción usados hasta la fecha entre nosotros. Los puentes de nuestras grandes carreteras habrían exigido, empleando tales sistemas, la erogación de cientos de millones de bolívares, presentándose el problema, desde luego, con todos los caracteres de una dificultad insuperable económicamente.

Los detenidos estudios hechos a este respecto por el Ministerio de Obras Públicas han dado por fin el resultado que se perseguía, como que ellos han conducido a la solución de este arduo problema de la manera más económica. Me refiero aquí a la adaptación a nuestro caso del simple sistema de puentes colgantes, empleando la madera y el alambre como únicos elementos de construcción: la primera suministrada por nuestras selvas vírgenes contiguas al sitio de las obras, y el segundo, para la formación de los cables con hilos elementales, conducido al propio lugar en pequeños bultos, de fácil y barato transporte y con la circunstancia especia1ísima de cómo dichos puentes habrán de resultar tanto más económicos cuanto más distantes, ya que el valor de la madera será cada vez menor a medida de su alejamiento de los centros poblados y que este material representa más del noventa por ciento de los elementos constitutivos de las obras.

Contrayéndome ahora al progreso alcanzado durante el último año en la construcción de nuestras vías de transporte, debo decir que han merecido especial atención en este período, además de la gran carretera occidental, y de la gran carretera oriental, las siguientes muy importantes para el país: el ramal de la carretera central del Táchira que, partiendo del sitio de Gallineros, terminará en la población de Rubio; la carretera central de Mérida, prolongación del ferrocarril de Santa Bárbara a El Vigía; las vías internas de comunicación del Estado Trujillo; la carretera entre Coro y Carora, pasando por Churuguara, que pondrá en fácil comunicación a los Estados Falcón y Lara; la carretera de los llanos que, teniendo su punto de partida en los Valles de Aragua, llega hasta la capital del Estado Apure; la carretera de Barcelona a Soledad en el Estado Anzoátegui; las de Cumaná a Cumanacoa, de Carúpano a Tunapuy y de Río Caribe a Yaguaraparo en el Estado Sucre; y por último, la carretera que habrá de ligar a Maturín con el Caño de San Juan, en el Estado Monagas.

Además de estas vías, que han sido objeto de trabajos de construcción de mayor o menor magnitud, y de las construidas anteriormente, que han sido debidamente conservadas, se cuentan muchas otras de menor importancia, que aparecen especificadas en la Memoria del Departamento respectivo.

Un proyecto sumamente interesante, del que ha venido ocupándose con especial atención el Ejecutivo Federal desde hace algún tiempo, es el de establecer un puerto internacional de depósito en nuestras costas, esto es, un puerto franco, donde toda mercancía de importación se considere de tránsito y no cause formalidades ni derechos aduaneros sino a su salida del lugar para su consumo o comercio en otras regiones del país.

La situación de las costas de Venezuela, cercanas a las costas del Canal de Panamá, da indudablemente a este proyecto todos los caracteres de un asunto trascendental para nuestro progreso y desenvolvimiento. En efecto, el arreglo de un buen puerto en nuestro litoral, provisto de todos los elementos del caso, tales como muelles amplios, abrigo seguro, servicios mecánicos y por consiguiente económicos para los trabajos de embarque y desembarque, buenas comunicaciones por mar y por tierra con los centros comerciales más importantes del país, almacenes suficientes para depositar grandes cantidades de mercancías, y por último, agua y combustible en abundancia para el servicio de las embarcaciones, con todos los aparejos usados en las estaciones carboneras modernas; semejante instalación, es indudable que habrá de ser un poderosísimo aliciente para que las grandes unidades de las empresas extranjeras de navegación visiten nuestras costas, creándose allí naturalmente un centro comercial y marítimo de movimiento excepcional.

Como resultado de las exploraciones y estudios efectuados en la región del centro de nuestras costas, por disposición del Departamento de Obras Públicas se ha encontrado que la ensenada de Turiamo reúne condiciones magníficas para la realización de semejante plan, a saber: un puerto natural de grande extensión, completamente abrigado, de aguas tranquilas ampliamente profundas y de calado uniforme que, a tiempo que permite la entrada de barcos del mayor tonelaje, no es tan profundo que impida un anclaje cómodo y fácil; una orilla acantilada de modo que los barcos pueden atracar a muy corta distancia, lo que contribuirá eficazmente a la comodidad, eficiencia y facilidad de construcción de los muelles que allí se establezcan; una amplia y profunda boca de entrada, sin escollo alguno, accesible a los barcos sin necesidad de pilotaje; un gran lago interior en el fondo de la ensenada, fácil de comunicar con ésta, muy apropiado al establecimiento de un astillero para la construcción y reparación de barcos; una disposición admirable de las colinas que rodean la ensenada, las cuales, situadas en anfiteatro, permitirán situar a su pie los almacenes de descarga, y en su falda los depósitos de agua, víveres y combustibles para el abastecimiento de las embarcaciones, elementos éstos que podrán así ser conducidos por simple gravedad hasta las bodegas de los barcos; y finalmente, para completar este cuadro de circunstancias favorables, la existencia de un río que aporta cantidad abundante de agua potable, proveniente de las montañas y suficiente a abastecer una población de centenares de miles de habitantes.

La trascendencia para el país de este hermoso programa ha inducido al Ejecutivo Federal a consu1tarlo con una casa constructora americana, de reconocida autoridad en la materia, la cual, por medio de una comisión de ingenieros, enviada de su seno, ha terminado ya los estudios preliminares de las obras en referencia.

En este mismo ramo de los puertos y muelles, es del caso mencionarse aquí la transacción celebrada recientemente con la Corporación del Puerto de La Guaira, que puso término, de la manera más satisfactoria, al litigio que cursaba en la Corte Federal y de Casación, con motivo de la demanda intentada contra la referida Compañía por el asunto de las tarifas de sus muelles; la completa terminación del muelle de Guanta con obras de concreto armado; y las nuevas reparaciones efectuadas en los muelles de Puerto Cabello y Maracaibo.

En cuanto al importante capítulo de nuestros acueductos, la actuación del Ministerio de Obras Públicas en el último año puede sintetizarse de la manera siguiente: la terminación del vasto abrigo de los estanques de distribución del Acueducto de Caracas, existentes en el Paseo Independencia de esta ciudad; la prosecución de los trabajos necesarios para la distribución de las aguas en la población de La Guaira, como parte complementaria del Acueducto de aquel puerto, recientemente construido; el acometimiento de los trabajos de estudio del Acueducto de Maracaibo, obra de aliento que ha despertado el más vivo interés en el Ejecutivo Federal; la iniciación en Venezuela del eficiente sistema de acumulación de las aguas de superficie durante los meses de las lluvias, mediante el establecimiento de diques de construcción apropiada; y el detenido estudio del régimen de las aguas subterráneas para su extracción con destino a los servicios públicos: únicos medios prácticos estos dos últimos para la alimentación de muchas poblaciones de nuestro territorio, y para resolver de modo eficaz el gravísimo problema de las sequías en extensas regiones del país. El primero, de la acumulación de las aguas provenientes de las lluvias por medio de diques, viene estudiándose hace tiempo, y los trabajos de construcción han comenzado a ponerse en práctica en la parte alta del río Guárico para la alimentación de las poblaciones de Ciudad de Cura, San Juan de los Morros, Cagua, Santa Cruz, San Francisco de Asís y Magdalena; y el segundo, del aprovechamiento de las aguas subterráneas, en Valle de la Pascua y demás poblaciones del Oriente del Guárico, donde las sequías revisten todos los caracteres de una verdadera calamidad pública.

En el ramo de Ingeniería Sanitaria, trascendental hoy en todo país civilizado, debo referirme aquí a las siguientes obras: la completa reforma del edificio que ocupaba en esta ciudad el Cuartel de Caballería, para su adaptación a la Oficina Central de Sanidad Nacional, con todas las dependencias y anexidades requeridas por el complicado mecanismo de esta Institución, edificio que fue solemnemente inaugurado el 19 de diciembre próximo pasado; la construcción de los Departamentos destinados a Estación de Desinfección en un local adecuado de esta misma capital, cuya inauguración se efectuó también en la misma fecha; la construcción de los edificios que constituyen la Estación de Cuarentena, en jurisdicción del puerto de La Guaira, llevados a cabo en cumplimiento del Decreto Ejecutivo del 24 de enero de 1919; el adelanto considerable de la ejecución del proyecto de las cloacas de Caracas, acerca de lo cual tengo la satisfacción de anunciaras, en la presente ocasión, que están ya vencidos todos los problemas y dificultades principales que ofrecía la ejecución de estos trabajos de tan gran magnitud y de naturaleza enteramente nueva entre nosotros.

Debo referirme también, al dar cuenta de los asuntos dependientes del Ministerio de Obras Públicas, a una obra importante emprendida recientemente en San Fernando de Apure: ciudad ésta que ha estado últimamente muy amenazada por las constantes invasiones de las aguas del río Apure, en la época de sus crecidas y cuyas amenazas han tenido el carácter de inminentes en el año pasado. Para hacer frente a tamaño peligro, el Ejecutivo Federal ha ordenado se proceda con la mayor actividad a practicar los trabajos indispensables, ya que se trata de un asunto vital para la existencia misma de aquella población, centro principal del comercio de nuestros Llanos. Estos trabajos, ya a punto de ser terminados, han consistido primordialmente en la apertura de un canal, de posición y condiciones adecuadas para encauzar las aguas del Apure en el lugar; y en la construcción de los diques o represas indicados como necesarios para el éxito de la obra.

Entre las demás obras públicas últimamente concluidas, o en vía de ejecución, por cuenta de este Departamento del Ejecutivo, cúmpleme mencionar aquí solamente las principales, ya que la enunciación completa de ellas se halla en la Memoria respectiva. Ellas son: la Casa Natal del Libertador, cuya magnífica restauración ha sido terminada en el último año; las importantes reformas llevadas a cabo en la Casa Amarilla; los edificios construidos para el servicio de Aeródromo y la Oficina de Correos y Telégrafos de Maracay; el nuevo edificio que se construye en la antigua Plaza Colón de Maracaibo para el ensanche de las Oficinas de la Aduana de aquel puerto; las Estaciones radiotelegráficas de Caracas, Maracay y La Guaira; los edificios que se construyen en Caracas para la enseñanza materna y para el Seminario Metropolitano; la prosecución de los trabajos para pavimentar las calles de esta ciudad por el sistema de concreto, cuyo progreso en el año retropróximo puede apreciarse en más de cien mil metros cuadrados; la Avenida construida con el mismo pavimento entre La Guaira y Maiquetía de unos veinte mil metros cuadrados; el gran Cuartel Nacional edificado en Maracay; la construcción del edificio para la Escuela de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; el puente de concreto armado' tendido en esta capital sobre el río Anauco, para el ensanche de la ciudad hacia su parte oriental; y, finalmente, el Monumento que se erigirá en las sabanas de Carabobo en conmemoración de la gloriosa batalla librada el año de 1821.

El número de los planteles de Instrucción Primaria ha sido aumentado apreciablemente y se han reglamentado con eficacia los trabajos prácticos que son indispensables para la enseñanza superior. Se han creado nuevas Cátedras en diferentes planteles y se ha tenido permanente atención a los Institutos de extensión universitaria. Estos han sido los gastos culminantes de la labor educativa en el orden intelectual y moral. Por lo que respecta a la educación física, la actividad ha sido constante, gracias a la cooperación de instructores especialistas que han despertado todo linaje de virtudes viriles, latentes en la juventud y a cuyo objeto contribuyen en gran parte los juegos olímpicos y los ejercicios militares.

Asegurar en primer término la educación de los sentimientos, para que la instrucción no se convierta en arma peligrosa, ha sido una de las principales miras de la acción del Departamento respectivo, para lo cual se ha tenido especial cuidado en la selección de los maestros, cuyo ejemplo ejerce en torno suyo lento y seguro influjo de elevada moral, propicio ambiente para el desarrollo de buenos instintos.

Una innovación que a la larga resultará de provechos incalculables para la educación de las futuras generaciones, ha sido la de la enseñanza materna. En el Decreto del 18 de diciembre de 1920, así como en la Reglamentación dictada al efecto, se halla planteado en términos generales la manera de realizarla y lo que de ella se esperará. Con el objeto de difundirla por todo el territorio de la Nación, el Ejecutivo ha obtenido la cooperación de las Municipalidades, interesadas sobremanera en la importante materia; y como para que dé los resultados que promete, es preciso personal competente, se ha procedido en Caracas a construir la Escuela Modelo Materna, campo de experimentación donde practicarán las maestras que luego deben ir a prestar sus servicios en los Estados. En este plantel pueden observar los sistemas adecuados que para la edad preescolar se han de emplear, los maestros particulares y los de los Estados que visiten esta capital.

Otro adelanto que debo señalaros, ha sido la adquisición del edificio que se denomina “Villa Zoila” para el servicio de la instrucción. La posesión de edificios propios para los planteles es de suma conveniencia en la buena marcha y el sostenimiento de los mismos, sobre todo cuando el que se adquiere es como el que he nombrado, el cual tiene la ventaja de poseer, además de un buen alojamiento, un parque para la educación física y terrenos para futuras construcciones, donde se formará un verdadero centro escolar con extensión suficiente para juegos y ejercicios.

El ensanche de ambas Escuelas de Artes y Oficios ha continuado según planes metódicos y progresivos.

El Despacho de Instrucción fue encargado para recibir una Misión enviada por la Universidad de Georgetown a los estudiantes y profesores de las Facultades de Caracas. Muy gratos recuerdos dejaron entre nosotros los miembros de esta Misión intelectual americana, por su exquisita cultura y perfecta caballerosidad. El Profesor Sherwell, su jefe, ha correspondido a la cordial acogida que se le hiciera y por intermedio de la Legación de Washington ha hecho saber que la Universidad de Georgetown, en testimonio de gratitud por la amable recepción que le fuera hecha entre nosotros, ha acordado conferirle al Ministro de Instrucción Pública el grado Honorario de Doctor de aquella ilustre Universidad y ofrecido una beca por dos años a un estudiante venezolano o por un año a dos estudiantes, en el departamento escogido por ellos. Además, las informaciones que ha publicado la Misión han sido muy satisfactorias y han contribuido a dar a conocer los progresos de que se ufana la Patria, no sólo en lo que respecta a instrucción universitaria, sino también en todos los ramos de la actividad nacional.

Queda expuesta, en síntesis, la labor administrativa y política efectuada durante el año de la Cuenta, tal como me lo impone el artículo 80 de la Constitución. Conceptuosamente os he impuesto del estado floreciente de la República, y para ilustraros detalladamente acerca de todo cuanto he tratado en este Mensaje, os quedan las Memorias de los Ministros del Despacho que ellos van a presentaros. En éstas encontraréis razonados y documentados todos los actos que integran aquella labor.

Si en estas páginas he consignado algunos conceptos en que elogio la magnitud y la calidad de la obra llevada a cabo por el Ejecutivo Federal, esto no obedece a sentimientos de vanagloria a que soy ajeno por educación y por índole. Sólo he querido, al discurrir de esa manera, exaltar las conquistas logradas en honra y provecho de la Patria por la Causa y por el Ciudadano eminente que la rige, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, e impartir también justicia a mis inmediatos colaboradores en el ejercicio del Gobierno, a los infatigables y expertos servidores en la realización del ideal que a todos los anima de ver próspera, venturosa y grande a Venezuela. Los desaciertos que, como acontece a toda cosa humana, pueda contener esa obra, y sus éxitos, toca a nosotros balancearlos; y como sé que vuestro espíritu es recto y vuestra mano firme, no temo que esa balanza se incline aliado de los errores.

Cercanos están ya los días de la celebración del Centenario de la Batalla de Carabobo, en la que tomaréis parte, de conformidad con vuestro alto rango en la jerarquía oficial, y deliberadamente vengo a referirme a esa augusta solemnidad en los párrafos finales del presente documento para insinuaros una idea que estoy seguro hallará acogida calurosa en vuestras mentes. En ella: que expreséis en un Acuerdo el sentimiento de gratitud que alienta en vosotros y en todos los venezolanos hacia el eximio compatriota bajo cuya actuación rehabilitadora se conmemoró uno y va a conmemorarse el otro de los dos fastos más venturosos de la República. Al proceder de esa manera, uniréis al galardón de la Providencia, que reservó al General Gómez ambas oportunidades envidiables, la recompensa de todo un pueblo que por medio de sus voceros legítimos premia a aquél a quien debe bienes invalorables.

¿Y no os parece que tendría el significado de un símbolo magnífico, el hecho de que fuera leído ese Acuerdo ante el Caudillo ungido por la Victoria, precisamente el 24 de junio, entre la pompa marcial de su Ejército y en la propia llanura donde culminó nuestra gesta libertadora?

La breve ceremonia, circunscrita sólo al momento de la presentación del homenaje y sin otras palabras que las vertidas por el Congreso como heraldo de la Nación, sería imponente con el carácter que la imprimiría la misma sencillez republicana del acto. Su mejor comentario sería el silencio religioso de los oyentes ante la insólita manifestación de reconocimiento, y su ambiente circundante lo formaría el recuerdo del Creador de cinco Patrias libres señalando a los suyos cómo los caminos del sacrificio son los que conducen al triunfo; la memoria a la hidalga valentía hispana salvando el honor de sus banderas con la retirada del Valencey; y la evocación del impetuoso heroísmo de los nuestros, encarnado en Plaza y Cedeño, quienes, al ser derribados por el Ángel de la Muerte, cayeron en el regazo de la Gloria para ascender a la Inmortalidad.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

V. MÁRQUEZ BUSTILLOS.
Caracas, 29 de abril de 1921.

(Extraído del Libro “Mensajes Presidenciales”, Tomo IV, 1910-1939, Presidencia de la República, Caracas, 1971, Págs. 143-167).


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