domingo, 8 de marzo de 2015

MENSAJE DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ 1929


MENSAJE QUE EL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA
PRESENTA AL CONGRESO NACIONAL EN 1929.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

Os saludo con el respeto que debo a los Representantes de la Nación y con la cordialidad que me inspira vuestra constante adhesión a la Causa política a que desde hace largos años venimos afiliados vosotros y yo.

Termina hoy el período asignado por la Constitución al cargo que ejerzo, y dentro de pocos minutos lo entregaré al Vocal de la Corte Federal y de Casación a quien corresponde asumirlo. Vengo antes a cumplir el grato deber de presentaros este Mensaje en el cual, en breve síntesis que ampliarán en sus Memorias los Ministros del Despacho, os daré cuenta de los actos principales de mi administración y del estado del país.

En paz sólida e inalterable se halla la República.

Excelentes son nuestras relaciones internacionales y se ha destacado la posición de Venezuela mediante su elección como Miembro del Consejo de la Sociedad de las Naciones.

Intimo regocijo, a causa de mi ferviente y constante amor a la Causa de la paz sentí al prestar la adhesión moral de mi Gobierno al Pacto de proscripción de la Guerra, firmado en París el 29 de agosto de 1928, tan justamente asociado al nombre del entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos, señor Kellog. Este convenio será sometido a vuestra consideración a fin de que resolváis en definitiva acerca de tan importante asunto.

El Ejército Nacional por su eficiencia, disciplina y organización es una garantía del orden público y de la normalidad constitucional. De su brillante estado actual fue palmaria demostración la Parada Militar verificada ayer en Maracay.

Floreciente se encuentra la Hacienda Nacional. Se ha venido pagando con la más escrupulosa regularidad el Presupuesto de Gastos Públicos que decretasteis en vuestras sesiones del año próximo pasado, montante a Bs. 195.450.000, esto es, casi el cuádruple del que se dictó en 1909, cuando comenzaba la obra de reconstrucción nacional que me ha tocado realizar. Se han decretado, además, por el Poder Ejecutivo, los Créditos Adicionales que hicieron menester las necesidades del servicio y de los cuales os darán cuenta especificada los Ministros a quienes compete. A pesar de estas enormes erogaciones queda en las Arcas Nacionales un depósito en oro que para el día 13 de los corrientes montaba a Bs. 92.922.911,33. Hay también que contar los Bs. 36.000.000 a que ascienden los capitales del Banco Agrícola y Pecuario y del Obrero, suministrados por la Nación. La Deuda Pública quedó reducida para el 1 de enero del corriente año a Bs. 67.564.605,11.

Los ingresos del Tesoro subieron en el año civil último a Bs. 204.345.960,68. Por consiguiente, en el nuevo Presupuesto habrán de corresponderles Bs. 24.521.515,28, por situados, a los Estados de la Unión, el Distrito Federal y los Territorios Federales.

Han seguido en aumento todos los ramos de la Riqueza Pública, como lo deja ver el creciente valor de nuestro comercio exterior que llegó en el año económico de 1927 a 1928 a la cuantiosa cifra de Bs. 866.767.516,00, correspondiendo Bs. 358.459.313,00 a las importaciones y Bs. 508.308.203,00 a las exportaciones.

La producción del petróleo subió en 1928 a 15.319.442 toneladas, esto es, si se calculan siete barriles por tonelada, a 107.235.094 barriles, colocándose así Venezuela en el segundo lugar entre los países productores de este artículo. Lo explotan, ciertamente, capitales extranjeros: era forzoso que así sucediera si no nos resignábamos a dejar muerta esa riqueza en las entrañas de la tierra, pues no era prudente comprometer los recursos fiscales de la Nación y apelar a empréstitos para emprender por cuenta del Gobierno mismo tal explotación, de suyo aleatoria y costosísima; más las sabias leyes que rigen en esta materia y que mi Gobierno ha aplicado rectamente ponen a salvo la soberanía y los derechos de la Nación y le aseguran a ella una considerable fuente de ingresos por razón de esta industria. Observase también especial animación en la explotación del oro.

Más la agricultura y la cría son las industrias de las cuales, propiamente, depende el bienestar general. Con la mira de fomentarlas os propuse, en mi Mensaje de 1928, la creación del Banco Agrícola y Pecuario. Acogisteis mi insinuación, y este importante Instituto está hoy en plena y fecunda actividad. Permitidme que ahora os pida que aumentéis su capital en Bs. 20.000.000 elevándolo a Bs. 50.000.000.

Especial protección ha dispensado mi Gobierno al elemento obrero. La Ley de Trabajo que dictasteis en vuestras sesiones de 1928 se ha venido cumpliendo estrictamente. El Banco Obrero, cuya creación dispusisteis a petición mía, en esas mismas sesiones, trabaja con éxito. Asimismo os pido que aumentéis su capital, elevándolo a Bs. 10.000.000 en vez de los Bs. 6.000.000 que actualmente tiene.

Trabajan admirablemente la poderosa Estación Radiotelegráfica de Maracay y sus auxiliares de Maracaibo y San Cristóbal.

En materia de Obras Públicas he seguido desarrollando el vasto plan cuyos resultados están a la vista. Cinco mil ciento noventa kilómetros de carreteras hay abiertos al servicio público; de ellos doscientos trece kilómetros pavimentados de concreto, ochenta y seis kilómetros de mac-adam y el resto engranzonados. Se abren nuevas carreteras de gran importancia, como la que conduce desde el centro de la República, por los llanos del Guárico y Anzoátegui, hasta la margen izquierda del Orinoco, frente a Ciudad Bolívar; se concluye en estos días la de Atures-Maipures que salvará los raudales del Orinoco en esa parte; se trabaja en la del Tocuyo a Boconó que se prolongará hasta unirse con la actual Trasandina; se construyen la de Guatire a Carenero, y la de Maracay a Choroní, así como también la que unirá al Puerto de Turiamo con la que conduce de Maracay a Ocumare de la Costa. Además de las carreteras hay en servicio actual mil ochocientos noventa y un kilómetros de caminos públicos que, junto con la gran red de carreteras que dejo indicada, se han abierto en la era de paz de que viene gozando la República desde el 19 de diciembre de 1908.

Se han encomendado a un especialista los estudios previos para las obras del Puerto Libre de Turiamo que decretasteis en vuestras últimas sesiones.

Los Acueductos de Caracas, Valencia, Barquisimeto, Macuto y muchas otras ciudades y poblaciones patentizan el interés de mi Gobierno en proveerlas de agua potable. Se han hecho los estudios definitivos para comenzar la obra del Acueducto de Maracaibo y se construyó un Muelle en el sitio denominado Punta Perú para la recepción de los materiales destinados a ella. En Coro se hará un nuevo Acueducto desde Meachiche. Las cloacas de Caracas, los Muelles de Maracaibo, el Matadero de Maracay, los diversos y costosos edificios que adornan nuestras ciudades y la multitud de otras obras realizadas en todo el territorio de la República dan testimonio de la actividad oficial.

En todas estas Obras Públicas se han invertido durante mi actual administración, desde el 1 de julio de 1922 hasta el 31 de marzo del corriente año, Bs. 249.781.432,02. Otros Bs. 112.693.552,12 se habían gastado en mis anteriores administraciones, en la del Doctor V. Márquez Bustillos y en los primeros días de la mía actual, desde el 1 de enero de 1909 hasta el 30 de junio de 1922, arrojando ambas partidas un gran total de Bs. 362.474.984,14.

La Instrucción Pública ha progresado notablemente. Funcionan hoy, diseminados por todo el territorio del país, 1.860 planteles oficiales de enseñanza primaria con 2.369 maestros. En estas escuelas y en las inscritas de fundación particular reciben dicha enseñanza 111.939 alumnos, dato halagador si se compara con la inscripción correspondiente al año de 1909 que fue de 48.718 alumnos. Funcionan también 18 Liceos y Colegios de instrucción secundaria con 150 profesores, más algunos Institutos particulares, con un total de 1.107 alumnos. En la Universidad de Los Andes se encuentran ya en actividad las diversas Escuelas de Instrucción Superior y a ella y la Central se las ha provisto de los Gabinetes y útiles necesarios para los estudios que en ambas se cursan.

Sufraga el Gobierno las pensiones de internado y externado de muchos niños de ambos sexos en diversos Colegios de Caracas, Los Teques, Maracay, Valencia, Barquisimeto, Mérida, Táriba y San Cristóbal. A este respecto se han erogado con cargo al Capítulo VII del Ministerio de Relaciones Interiores Bs. 552.000,00, en los nueve meses transcurridos desde el 1 de julio del año próximo pasado hasta el 31 de marzo del corriente, fuera de otras becas que se pagan con cargo al Presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública. Se ayuda con asignaciones pagaderas con cargo al citado Capítulo del Ministerio de Relaciones Interiores a varios jóvenes que estudian en las Universidades de Caracas y Mérida y otros que cursan en Universidades y Colegios de Europa y los Estados Unidos. Se protege a la niñez desvalida, para la cual se ha creado el Refugio Infantil de Maracay. Los niños de las tribus indígenas que moran en las regiones fronterizas con la Guayana británica reciben la instrucción que les dan los Misioneros y Misioneras que allí sostiene el Gobierno.

Por otra parte el Gobierno ha auxiliado, y con frecuencia costeado del todo, la publicación de obras científicas, literarias e históricas. Se ha decretado una edición completa de las Cartas del Libertador.

El Servicio de la Sanidad Nacional ha seguido correspondiendo a los fines de su institución. Su eficiencia ha quedado probada con la extirpación en el país de epidemias tan temibles como la fiebre amarilla y la peste bubónica.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

Los hechos y las cifras que acabo de exponeros nadie podrá negarlos ni desconocerlos. De ello resulta cuán próspera se halla actualmente la República. Podemos mirar con serenidad el porvenir.

Comenzó, sin embargo, con una desgracia nacional el presente año.

Me refiero al terremoto que destruyó la ciudad de Cumaná el 17 de enero, pero ese desastre ha sido ya remediado en lo posible. Rápida y eficaz fue la acción del Gobierno y unánime la decisión de todos los venezolanos para acudir en auxilio de los habitantes de aquella ciudad ilustre.

Significativas fueron las demostraciones de solidaridad que el pueblo y el Gobierno de Venezuela recibieron del Santo Padre, de muchos Gobiernos y de diversas corporaciones extranjeras. Ellas han obligado nuestra gratitud y así me complazco en hacerla constar.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

Pronto, en ejercicio de una de las más importantes atribuciones que os confiere la Constitución, elegiréis al ciudadano que presidirá la República en el período de 1929 a 1936. Solemne y sinceramente declaro que a este respecto no aspiro a ejercer influencia sobre vosotros; aludo a las de carácter puramente privado o amistoso, pues, por lo demás, sin ningún mando civil ni militar quedo hoy. Guiados únicamente por vuestra conciencia y vuestro criterio votaréis. Por lo que a mí toca pido a Dios que os ilumine.

Desciendo tranquilo del Poder. En el honrado hogar donde me formé oía con frecuencia a mis padres una expresión que nunca he olvidado y cuyo recuerdo me ha fortalecido en todas las emergencias de mi vida: “Dios salva al que ante su propia conciencia está salvo”. La mía no me acusa de intenciones siniestras, ni de hechos delictuosos, ni de haber puesto mis intereses personales por sobre los sagrados intereses permanentes de la Patria. Nada he realizado que la haya dañado en lo presente o pueda comprometerla en lo futuro. Confío en que la justicia inspirará el concepto que os merezcan mis actos. Sé que el pueblo aprecia lo que en servicio he hecho; y tengo fe en que cuando pasen estos tiempos y la posteridad y la historia estudien el período de la vida nacional en que me ha tocado actuar, nada valdrán contra mi nombre ni mi memoria, las acusaciones de mis escasos enemigos de hoy ante los hechos patentes en que baso mi modesta aspiración al dictado de patriota y de hombre de buena fe.

J. V. GÓMEZ.
Caracas, 19 de abril de 1929.

(Extraído del Libro “Mensajes Presidenciales”, Tomo IV, 1910-1939, Presidencia de la República, Caracas, 1971, Págs. 225-230).



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