domingo, 8 de marzo de 2015

MENSAJE DEL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS 1918


MENSAJE QUE EL DOCTOR VICTORINO MÁRQUEZ BUSTILLOS
PRESIDENTE PROVISIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA
PRESENTA AL CONGRESO NACIONAL
EN SUS SESIONES ORDINARIAS DE 1918.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

En acatamiento a lo ordenado por nuestro Pacto Fundamental en su artículo 80, vengo a daros cuenta de los actos administrativos y políticos de la Presidencia Provisional de la República durante el tiempo transcurrido desde la presentación de mi Mensaje anterior hasta el día de hoy.

Antes de ocuparme de los asuntos que integran este documento, os dirijo mi salutación efusiva y mis patrióticos augurios por el éxito de vuestras labores.

Siempre fue motivo de alborozo en los países que se rigen por instituciones democráticas la reunión en Cámaras Legislativas de los altos Cuerpos que ejercen la Representación Nacional, y nunca como en la presente ocasión fue más justa esa alegría, porque verificado el reciente proceso electoral habéis venido vosotros, ciudadanos de aquilatadas virtudes republicanas, a ser quienes ocupen esas curules en el augusto recinto de la Ley.

El orden de cosas que discurre para Venezuela es plenamente normal debido a las previsiones incesantes del Benemérito Jefe de la Causa, General Juan Vicente Gómez. Si en lo político y en lo administrativo nada tenemos que desear porque todos los Poderes Públicos funcionan con perfecta armonía comunicando al organismo nacional salud y vigor que se exteriorizan en todo linaje de progresos, las iniciativas individuales han venido dando el máximo de sus esfuerzos hasta hacer eficaces el impulso bienhechor y la actividad insuperable de la ingente obra rehabilitadora. Un testimonio irrecusable de esta verdad lo tenemos en el pingüe producto que han dado nuestras cosechas desde que la palabra autorizada del General Gómez se dejó oír el 3 de abril del año próximo pasado para advertir a nuestros agricultores lo arduo que es el problema de las subsistencias en el presente período de serias dificultades y de acontecimientos terribles porque pasa el mundo entero. En efecto, nada hay que preocupe hoy más la mente de los hombres de Estado, nada que reclame mayor atención a los que gobiernan y a los que son gobernados como la amenaza de la escasez y hasta del agotamiento de los alimentos, consecuencia directa de la disminución de los brazos que laboran la tierra. Si los beligerantes tienen ante sí el fantasma del hambre pronto a tomar forma real para consumar la obra exterminadora del Moloch de la guerra, los neutrales por un gran deber de solidaridad humana, y por los lazos que en el orden económico vinculan los pueblos tendrán que sentirse afectados de la desgracia común, y de ahí la necesidad en que estamos de mantener abastecidos nuestros graneros y en franca e incesante actividad nuestro mercado de artículos alimenticios. Ninguna de estas consideraciones se ha escapado al pensamiento atinado del General Juan Vicente Gómez, y es esa la razón por la cual, con palabras y con actos, está estimulando a sus compatriotas a efecto de que el hogar venezolano no llegue a carecer de pan y que pueda partirlo fraternalmente con quienes ocurren a él en esta hora trágica de la historia. Grasas, maíz y otros cereales hemos venido exportando para pueblos vecinos y estas exportaciones seguirán en aumento, porque mientras la voluntad enérgica y bienhechora del Jefe de la Rehabilitación Nacional influya en los destinos de la Patria, no estará ocioso ningún brazo y esta fecunda tierra venezolana propiciará a Ceres con el sudor de la frente de sus hijos.

El Ejecutivo Nacional ha mantenido las más cordiales relaciones con todos los Estados de la Unión, porque se ha cuidado con preferencia que se mantengan sin menoscabo y se hagan prácticos los grandes principios de descentralización política y administrativa, que son las bases de la autonomía seccional.

Fenecido el período de tres años, fijado para la renovación de los poderes en los Estados y en el Distrito Federal, el pueblo se ocupó de ejercer la potestad del sufragio y finalizado el proceso electoral quedasteis ungidos por el voto de las mayorías como legítimos representantes de la Nación. Del acierto con que procedieron los electores sois testimonio fehaciente vosotros, cuya competencia, patriotismo y hombría de bien constituyen las credenciales que os han traído a ocupar esas curules.

El hecho de esas elecciones verificadas tan ordenada y libremente como corresponde a un pueblo consciente de sus derechos y de sus deberes, expone de la manera más elocuente la absoluta normalidad que impera en el País y cómo, al amparo tutelar de la ley, los venezolanos saben ejercer hasta las más arduas funciones de la vida pública.

El 20 de febrero del año en curso se instalaron todas las Asambleas Legislativas de los Estados y los Concejos Municipales de los Distritos en que éstos están divididos. Aquéllas fueron clausuradas después de invertir el tiempo de sus sesiones en una labor positivamente útil para sus mandantes, ejerciendo con el mayor tino y patriotismo la potestad de elegir los respectivos Primeros Magistrados Seccionales.

Ha comenzado, pues, bajo los mejores auspicios el nuevo período constitucional de las Entidades que forman la Federación Venezolana. Al frente de sus poderes se encuentran ciudadanos patriotas y capaces que garantizan la estabilidad del orden de cosas que viene importando bienes incalculables para el País desde el memorable 19 de diciembre de 1908.

Con fecha 12 de marzo retropróximo se dejó oír la palabra del Jefe de la Rehabilitación Nacional en luminoso documento dirigido a aquellos ciudadanos. En el lenguaje convincente que le es peculiar traza el eminente Repúblico a los Presidentes de los Estados, en forma de amistosa insinuación y de sabios consejos, una línea de conducta respecto a los sagrados deberes que tienen contraídos con sus gobernados. Sagaz y experto en los problemas de la administración, el General Gómez prevé cuáles son los obstáculos que pueden oponerse a la realización del programa de la Causa y con frase sobria expone y simplifica el origen de esas dificultades y el método que ha de emplearse para sanar de achaques a la política regional. Lo fundamental, para que todas las grandes ideas de bien público que están consignadas en aquel programa salvador se practiquen y para que todos los esfuerzos del ciudadano eminente que lo concibió no encuentren trabas, radica en la elección de los hombres a quienes debe encomendarse el ejercicio de la autoridad. Con funcionarios que pospusieran a los sagrados intereses de la colectividad los apetitos del medro personal vendrían a ser nulos los postulados de la Rehabilitación Nacional e ineficaces, a fin de cuentas, los anhelos generosos y la labor perseverante del Jefe de la Causa. De ahí, pues, que este ciudadano benemérito encarezca a los gobernantes seccionales la necesidad de seleccionar las personas que elijan para Jefes Civiles de los Distritos, de ahí que su circular en referencia sea para aquellas localidades que integran nuestras Entidades autónomas, la palabra salvadora que las redima del peligro de caer bajo el dominio de autoridades sin escrúpulos y que la magistratura judicial -a quien cumple velar por la propiedad, el derecho y la honra de los ciudadanos- sea objeto preferente de aquellos sabios consejos.

En nuestra Cancillería se han venido tratando con tino y eficacia todos los asuntos internacionales, como lo veréis en el Libro Amarillo que ha de consignar en vuestras manos el Ministro del ramo.

Seguro estoy de cómo en la consideración de esos asuntos y al fallar acerca de ellos, no pasaréis inadvertido lo eminente de la labor realizada. Han sido menester estudios y trabajos incesantes para llegar a ese resultado obtenido, ya que son arduos los problemas que a diario suscita la interpretación del Derecho Público Exterior, en esta época en que la guerra afecta a pueblos secularmente amigos de Venezuela y en que fatalmente los elementos materiales de que se sirven los beligerantes y los recursos a que ocurre su política no siempre permiten una apreciación clara de las cuestiones que están en la jurisdicción del derecho y de los hechos generados por la fuerza.

Hemos permanecido neutrales, pero no es la nuestra una neutralidad sistemática que obedezca a fines egoístas o que sea la expresión de una indiferencia reprobable ante los sacrificios heroicos y la sangre derramada por aquellos pueblos. No; nuestra actitud en presencia de la lucha titánica en que se encuentran envueltas aquellas naciones es la que cumple a Venezuela, que no tiene demanda alguna que intentar porque no ha recibido agravios. En paz hemos vivido con esas naciones y en constante trato de recíproca amistad y no sería justo que nos convirtiésemos en enemigos de ninguna de ellas. En tal virtud, esa fatal necesidad de la guerra no ha venido a solicitamos, pero esto no implica que seamos testigos mudos en la cruenta escena. Cada noble vida que se extingue en el fragor de las batallas, cada holocausto de bienestar y de riqueza que ofrendan con espartana virilidad aquellos pueblos amigos y cada hogar en luto, son dolores que conmueven a la familia venezolana y hechos de desinterés y de grandeza que sabemos admirar. Tampoco hemos asentido a que los beligerantes se aparten de las prácticas hasta ahora aceptadas en la guerra, porque juzgamos 'que mientras menos terribles sean los estragos de la lucha más se acercará el día de una paz estable, que es la meta de nuestras aspiraciones.

La neutralidad de Venezuela no da lugar a sospechas como queda comprobado y ella será como hasta ahora un compromiso de honor para la Patria, cuyos destinos están confiados a la Causa de la Rehabilitación Nacional y cuya promesa de imparcialidad está respaldada por la voluntad enérgica del Jefe de esa Causa y por su palabra solemnemente empeñada, pues es bien sabido que la efectividad de las promesas del General Juan Vicente Gómez no se presta a dudas porque su noble corazón, su espíritu ecuánime y su brazo fuerte no son susceptibles a la debilidad y no se retractan ni vacilan jamás.

Respecto a nuestra cuestión de límites con la República hermana de Colombia, me complazco en significaros que nuestro Plenipotenciario ante el Consejo Federal de la Confederación Helvética, ha comenzado a cumplir su encargo presentando el 20 de enero próximo pasado los Alegatos de la Defensa de Venezuela. Para el arreglo definitivo de esta cuestión hemos tenido como auxiliares valiosísimos los sentimientos fraternales que han venido vinculando a estas dos porciones de nuestra gran Patria americana, desde que sus hijos, por medio de la acción y del pensamiento, trazaron las fronteras ideales concebidas por la mente esclarecida del Libertador.

En todos los asuntos internacionales ha contado nuestra Cancillería con un factor esencial para proceder con tino y buen sentido; los consejos siempre prudentes y acertados del austero hombre de Estado que, ayer al frente del Poder Ejecutivo, hoy al mando supremo de nuestros Ejércitos, pero siempre con la autoridad indiscutible de Jefe de la Causa, ha venido velando con incesante patriotismo por la grandeza y el bien estar de Venezuela.

La situación del Despacho de Hacienda ha seguido en este año la norma bajo la cual se viene organizando la administración directa de los impuestos nacionales aplicando los métodos más avanzados, tanto a la liquidación y percepción de los ingresos como a la legal inversión de la Renta, de modo que el fin de esta administración sea no sólo mantener el equilibrio del Tesoro sino también la creciente prosperidad y el resguardo efectivo, contra toda contingencia, de la Hacienda Pública. Prosperidad y resguardo que eran palpables hasta el primer semestre del año, durante el cual se mantuvo la normalidad de los ingresos y se pudo acrecentar el fondo de reserva del Tesoro; pero en el semestre de julio a diciembre la enorme disminución de las importaciones hizo que decayera la Renta Aduanera, y el Ejecutivo se ocupó en resolver las medidas de economía urgentes para alcanzar el equilibrio del Tesoro. No obstante la eficacia de éstas, la existencia en efectivo en las cajas del Tesoro al terminar el año no corresponden al grado con que se la venía aumentando hasta la fecha en que decayeron las entradas de Aduana. Esta existencia:


La labor en que se ha esforzado durante los últimos años el Despacho de Hacienda, implantando métodos y sistemas que la experiencia ha consagrado como los más eficientes para el perfeccionamiento de las finanzas nacionales, ha exigido numerosas disposiciones que acuerden los cánones de nuestra arcaica legislación fiscal con las reglas imprescindibles para realizar aquel perfeccionamiento. Toca ahora a vosotros la revisión y reformas de nuestras Leyes Fiscales, a fin de incluir en ellas, extender y revestir con la sanción legal la esencia de estos métodos y sistemas, para completar el conjunto armónico de nuestra Legislación Fiscal y estatuir la más firme norma en una avanzada administración de la Hacienda Nacional.

Todo lo relativo al Ejército es de la competencia de su Comandante en Jefe, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, quien me ha dado el honrosísimo encargo de manifestaros que el Ministro de Guerra y Marina os dará cuenta de sus actos.

El Despacho de Guerra y Marina, como lo veréis en la Memoria respectiva, se ha ocupado de reorganizar la Escuela Militar ampliando su programa de estudios y dotándola de nuevas cátedras.

Actualmente se construye un magnífico edificio para la Inspectoría General del Ejército que ha de concluirse en breve y se va a comenzar la construcción de otro para la Proveeduría del mismo. Se ha construido también un amplio Cuartel Modelo en la ciudad de Maracay, en el sitio denominado “Los Samanes”, y se ha reconstruido el Acueducto de la Fortaleza “San Carlos”, de Maracaibo. Son muchas y muy importantes las reparaciones practicadas en diversos edificios militares, para conservarlos en perfecto estado.

Mejoras de entidad introducidas en la administración del Dique y Astillero de Puerto Cabello, el abastecimiento de todos los elementos necesarios para su almacén naval, la fundación de la Escuela de Radio-telegrafía para el servicio del Ejército y de la Armada y la reorganización de la Escuela Naval son las principales obras efectuadas para cumplir el programa de progresos de la Marina Nacional que va realizando metódicamente el Departamento respectivo.

El fomento de la riqueza nacional ha merecido del Gobierno la misma atención cuidadosa y eficaz que en los años anteriores. Los resultados han respondido a los esfuerzos de la Administración, y no obstante las circunstancias anormales del tráfico exterior, todos los ramos acusan un desarrollo acelerado.

En materia de Correos y Telégrafos se ha extendido considerablemente la actividad de estos agentes de comunicación prolongando las líneas hasta lugares apartados, hoy en pleno progreso. Capitales cuantiosos, así nacionales como extranjeros, se han invertido en Bancos y Empresas industriales de todo género. La producción de frutos para la exportación ha alcanzado cifras que pesan hoy en los cálculos de países productores que nunca habían pensado en la competencia del nuestro. El papel, el carbón y el petróleo nacionales nos permiten atenemos a nuestros propios recursos, y en suma, el país presenta en la actualidad un ejemplo elocuentísimo de fuerzas activas y eficaces que se aprecian y se ofrecen como ejemplo en el Exterior.

Plenamente satisfactoria ha sido la labor realizada por el Departamento de Obras Públicas, y de la magnitud e importancia de ella os dará una idea el siguiente resumen de los trabajos verificados:

Están concluidos y dados al servicio público los Acueductos perfectos de Caracas, que comprenden el de Macarao y el de Cotiza, obras éstas de ingente utilidad, pues era ya un problema vital para esta ciudad la escasez de agua y su solución ha venido a ser el beneficio de más entidad que haya recibido la Capital de la República.

Como lo veréis en la Memoria respectiva, la red de carreteras modernas ha aumentado, durante el año de que os rindo cuenta, en cuatrocientos veinte kilómetros más.

Se ha dotado de un Acueducto inmejorable al puerto de Ocumare de la Costa y se ha construido allí un muelle de ciento cincuenta metros de largo.

El contrato sobre el ferrocarril de Castilletes en la Goajira que unirá con el mar la vasta y rica región carbonífera del Estado Zulia, es de utilidad indiscutible y sus cláusulas constituyen un precedente moralizador en la materia, pues en ellas no se estipulan subvenciones ni garantías de ningún linaje por parte de la Nación y el contratista se obliga con la caución de una cuantiosa suma de dinero como garantía de la pronta y cabal ejecución de la obra.

He juzgado conveniente llamaras la atención acerca de este contrato, tanto por los bienes materiales que de su ejecución derivará el país, como por ser él un testimonio evidente del patriotismo, seriedad y honradez con que se plantean y resuelven los problemas de la Administración Pública en este tiempo en que Venezuela ha tenido la fortuna de estar custodiada en sus más caros intereses por la Causa de la Rehabilitación Nacional con el General Juan Vicente Gómez como Jefe único e indiscutible.

El Ministerio de Instrucción Pública ha desempeñado cabalmente las funciones que le están encomendadas y puedo aseguraros que todos los Institutos de enseñanza han venido dando durante el año de la cuenta resultados muy satisfactorios y que en muchos de ellos ha aumentado considerablemente la población escolar. Este Despacho, con el fin de dar más amplitud y el mayor perfeccionamiento posible a la enseñanza, ha creado los Cursos Libres de Especialidades, varios de los cuales están ya en actividad en la Escuela de Medicina.

Entre los diversos actos dispuestos por el Ministerio en referencia, para conmemorar el noveno aniversario de la Rehabilitación Nacional, es de mencionarse la Exposición indígena organizada en el Museo de Bellas Artes y la cual estuvo compuesta de objetos prehistóricos de los aborígenes de América; curiosos objetos de cerámica, numerosos productos de manufacturas indígenas y ricas colecciones de la Fauna y Flora nacionales. La Exposición, acogida con manifestaciones expresivas de aplauso, obtuvo un magnífico éxito.

Los actos que he mencionado son sólo una síntesis de la labor administrativa, de la que os impondréis en detalle en las Memorias que van a presentaras respectivamente los Ministros del Despacho.

Antes de concluir, réstame indicaros la conveniencia de revisar las partes de nuestra legislación vigente que corresponden a cada uno de los ramos que está encomendado a los mencionados Ministros, para que les hagáis las enmiendas y reformas que sean menester y a efecto de sancionar los proyectos de ley que se formulen para llenar vacíos que la práctica ha venido a señalar. Como auxiliares en ese trabajo, que por copioso y arduo ocupará casi todo el tiempo de vuestras sesiones, podéis contar con la experta colaboración de los respectivos Departamentos en que se divide el Despacho, en los cuales se han verificado ya estudios importantes que os ilustrarán acerca del particular.

No me impulsan vanos sentimientos de orgullo al declararos que espero serenamente vuestro fallo, convencido como estoy de haber cumplido con mi deber.

El Gobierno Federal ha sido respetuoso con todo derecho, ha garantizado el ejercicio de toda lícita libertad, ha velado incesantemente por el progreso de la Patria en los diversos órdenes de la actividad nacional y ha tenido una sola ambición: la noble ambición de hacerles el bien a los venezolanos, aspirando por única recompensa al afecto y a la gratitud de sus gobernados. Esos procedimientos son los que pauta a los hombres de la Causa Rehabilitadora el Programa de Diciembre, formulado por el austero patriota, General Juan Vicente Gómez, y para practicarlos me han bastado la firme voluntad que siempre me ha impelido a no apartarme de los caminos del honor y la observancia fiel de los consejos expertos que oportuna y noblemente ha venido dándome el mismo autor de aquel Programa y Jefe indiscutible de esa Causa.

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:

V. MÁRQUEZ BUSTILLOS.
Miraflores, 27 de abril de 1918.

(Extraído del Libro “Mensajes Presidenciales”, Tomo IV, 1910-1939, Presidencia de la República, Caracas, 1971, Págs. 89-97).



No hay comentarios:

Publicar un comentario